¡Los locos habíamos sido destinados a ser incomprendidos…por
eso éramos los locos, porque la gente común no podía lidiar con lo que pensábamos,
con nuestra forma racional de NO aceptar creer algo porque si, en aceptar algo
por que sí!
Nos llamaban los locos porque éramos diferentes, porque éramos
nosotros mismos, como queríamos, como sentíamos, como pensábamos… Porque no
teníamos miedo a ser diferentes.
A veces nos partía el corazón llevarles la contraria porque
sabíamos que estábamos destinados a causarles un poco de dolor (del que enseña
pero no aceptaban) y a recibir de vuelta su desprecio, el que nos mata…
Raramente, ese desprecio, a veces era afloraba nuestra mayor
fuerza creativa, que nos taladraba el corazón pensando que ser lo que éramos y doler como les dolíamos nos llevaba a
creaciones subliminales, a pensamientos metafísicos, a racionamientos lógicos
transcendentales…
Nuestro mayo pecado era no preocuparnos por lo que pensaran
los demás, por ser diferentes, por decir las verdades a toda voz, por mostrar nuestro
yo interno tal y como es; por hablar, expresar y mirar con todo el fuego que
nos corría por las venas.
Eramos los locos… seguimos siéndolo porque las cosas no han
cambiado… y seguimos esperando que lo
hagan… ¡Porque queremos que lo hagan!